lunes, 19 de abril de 2010

Los caracoles


Todavía es Lunes de Octavario. He llegado a casa hace media hora escasa, el tiempo de darme una ducha y sentarme delante de mi máquina. No quiero dejar pasar otro día sin hacer la entrada de los caracoles, pues Valentín está deseoso de conocer cómo los hago...¡Va por tí, querido bloguero!


Sepan, que lo primero y más trabajoso para unos buenos caracoles, además de ir al campo a por ellos una noche lluviosa de primavera, es lavarlos a conciencia. Se hace con sal y vinagre y agua, mucha agua. Se dan vueltas a los caracoles y empezarán a soltar todas las babas... Es un poquito laborioso, pues esta operación hay que repetirla varias veces.

Vicente, mi media naranja, es el encargado de ir a por ellos y de lavármelos bien.



Mientras él realiza esta operación, yo voy preparando el guiso. No puedo poner las cantidades exactas para que tengais una buena receta, pues yo lo hago a ojo.

En una cacerola grande pongo un fondo de aceite de oliva virgen extra y sofrío una cebolla fresca y dos cabezas de ajos asadas enteras. Añado pimienta negra en grano, clavos, un poco de canela en rama, varias guindillas picantes, un buen puñado de sal, tomillo, unas ramas de peregil y unas hojas de laurel. Pimentón de la Vera D.O. y vino blanco de La Palma del Condado, que por aquí lo usamos mucho en la cocina.



Cuando los caracoles están limpios, los echo en la cacerola y los cubro de agua. Los pongo entonces a fuego lento, para que el caracol salga y no cueste trabajo sacarlo de la concha una vez que está cocinado.

Hay quien los espuma. A mí no me gusta hacerlo porque se va mucha esencia de la salsa en esta operación. La espuma que sale al principio desaparece con la cocción. Hay que dejarlos cocer, ya a fuego más fuerte, al menos durante una hora.


Están más buenos dejando pasar por ellos un día, pues cojen más el guiso. Como aquí la romería es el lunes, yo los suelo preparar la tarde del sábado anterior.

No quiero echarme flores, pero mis caracoles tienen muchos admiradores entre mis amistades y mi familia. Para todos hay un platito todos los años.

8 comentarios:

  1. Muy agradecido. ¡No faltaba más!.
    En estos guisos, más que los ingredientes lo que da mérito son las manos de la cocinera.
    Seguro que están de miedo.
    Me ha resulado curiosa la forma de "purgarlos".
    Besos.

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  2. Pues la verdad es que nunca los he probado, porque me da no se qué, pero tengo una amiga que decía lo mismo que yo... los probó y ahora es adicta, así que me lo estoy pensando. y ahora tú pasas la receta... ya no tengo excusa, jajaja ;)
    Un beso!

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  3. Valdomicer.

    Con el cansancio que tenía, y tengo todavía encima, se me olvidó poner que los caracoles hay que dejarlos "purgando" dos o tres días antes. Es para que no amarguen cuando se coman. Lo que tú llamas así es simplemente lavarlos.
    Anímate a prepararlos. Están exquisitos.
    Un abrazo.

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  4. Málaga.

    Si no te gustan los caracoles porque te dan "repelús", prueba al menos el caldito. Está de muerte. De verdad.
    Un abrazo.

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  5. Doy fe de eso. A mi no me gustan los caracoles, pero el caldito de mi tia Nina...ufff, eso es otro cantar...esta de muerte.

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  6. Mmmmm...
    Qué ricos los caracoles de mi madre!!
    Me acuerdo cuando era chica que me iba con mi padre a lavarlos, un poco asqueroso, pero a mí es algo q me encantaba y me sigue gustando.
    Y el olor que dejan...

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  7. Nina, menos mal que tienes a Vicente que te limpia los caracoles, si lo tuvieras que hacer tu... jajajaja
    ¡¡VIVA VICENTE!!!
    Tu guiso el mejor, sin duda.

    Un beso

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  8. Yo también doy fe de lo buenos que están, los de esta receta precisamente, que los comí el año pasado en romería!!

    Un saludo Nina!

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