Para conocer un pueblo hay que asomarse a sus zaguanes. Son miradores de la vida interior de las casas, la atalaya humilde de la realidad. Los zaguanes tienen algo de teatral cuya contemplación invita a la ensoñación
Podríamos definir el zaguán español como un espacio cubierto situado dentro de la casa e inmediato a la puerta de la calle. Es un elemento de paso, sin caracter habitacional. El término proviene de la palabra árabe-hispánica "istawán" y comenzó a usarse en el sentido actual, a partir del siglo XVI.
Un zaguán es un puente entre el dentro y el fuera. Un espacio intermedio entre lo público y lo privado. Los extraños que lleguen a la casa, no entran directamente a los lugares más íntimos de ésta, sino que se reciben primero en el zaguán. Estar en él es estar entre la casa y la calle.
En algunos paises de
Sudamérica el zaguán no tiene el mismo significado que en
España. En
México llaman así a los portalones de acceso a las cocheras. En otros paises usan el término como sinónimo de esas cocheras para automóviles.
En la provincia argentina de Entre Ríos los zaguanes fueron objeto de órdenes policiales: Se prohibía a las parejas "hacer zaguán" o "pelar la pava" después de las diez de la noche. La expresión "pelar la pava" nació fruto del humor andaluz. Una señora ordenó a su criada que matara y pelara una pava para la cena. La criada obedeció y estando en la tarea, llegó su novio. Por supuesto, se demoró, y cuando la señora la llamó, le respondió: "Señora, que estoy pelando la pava".
El zaguán ya no es considerado por los arquitectos modernos y por eso la palabra se ve en muchos lugares como del pasado. Sin embargo, ella se conserva en el habla popular, especialmente de aquellos que guardan con celo las construcciones clásicas.
En esta entrada no os enseño los magníficos zaguanes de las grandes casonas frexnenses, que los hay, sino los de casas más pequeñas del pueblo en las que la mayoría de sus dueños son, o eran, agricultores.
Por último, para ambientar el poema de
Javier Fernández Mena que os transcribo, os muestro dos fotografías del doble zaguán del palacio del Conde de la Corte en
Zafra con su magnífica cancela y su precioso y luminoso patio interior.
Refugio de luces y sombras
Que albergas tanta frescura
en los espacios que oscuras
tendiendo tu fina alfombra.
Cómplice de besos robados,
guardián de tibios secretos
en los ambientes concretos
por tu bóbeda arropados.
Te vistes de finos granitos
o cerámicas vistosas
que, en figuras primorosas,
decoran y alegran tu sitio.
Cuando recias puertas abres
bajo tu dintel de piedra
la luz decrece como hiedra
y sobre el zaguán se esparce.
La luz del sol ya se ha ido
la del gran farol llegado...
...zaguán sencillo, zaguán amigo,
perdido en los tiempos vividos
y, en la historia adormecido
como un fiel y callado testigo.