No os haceis idea de lo que me duele hacer esta entrada. Tampoco las imágenes son buenas, porque las saqué a través de la reja de una ventana. Descubrí esta maravilla en uno de mis paseos matutinos este verano. ES UNA IMPRENTA EN TOTAL ABANDONO.
Yo sabía que allí había existido una, lo que nunca pude imaginar es que estuviera todo, la prensa, los muebles repletos de letras, los bastidores donde se montan los textos...¡Todo!
El mayor logro humano a favor de la comunicación, ya que abrió las posibilidades de la lectura y la escritura. Gutemberg, en el siglo XV, comenzó la aventura con su invento. La humanidad mejoró con el cambio y el mundo editorial no ha parado de crear riqueza y empleos desde entonces.
Ya en el XVI las imprentas producían miles de libros en diversos idiomas. En el XVII la publicación de periódicos era general en varios países europeos. Los obreros de una imprenta realizaban su trabajo componiendo dentro de un bastidor las lineas del texto sobre las que pasaba un rodillo con tinta, para luego colocar sobre ellas la hoja de papel.
En Málaga, las máquinas de la antigua Imprenta Sur, que publicó los versos de los jóvenes poetas del 27, siguen todavía hoy alumbrando textos de forma artesanal, letra a letra, con los mismos tipos de plomos que manejaron Emilio Prados o Manuel Altolaguirre. Gracias a la Diputación de Málaga que adquirió en 2000 las máquinas para evitar que su destino fuera el desguace.
No entiendo la dejadez de los pueblos. Si se conoce lo que tenemos, si podemos conservar nuestro patrimonio y enseñar a los más jóvenes cómo eran las cosas antes, ¿cómo no lo hacemos? Permitir que esta imprenta se deteriore y no mover un solo dedo para impedirlo... ¡Me siento culpable!